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Refranes.

Refranes.

Por Rafael Villagra, Ingeniero, Antropólogo y experto en culturas corporativas.

El refrán “De la panza sale la danza” nos recuerda que, para crear, es necesario contar con una base de estabilidad material. En la antigua Grecia, la filosofía floreció gracias a que ciertas élites disponían de mucho tiempo libre, sustentado por la labor de esclavos y la abundancia de recursos. Este ocio permitió a pensadores como Platón y Aristóteles dedicarse a reflexionar y producir sistemas filosóficos que han influenciado profundamente la civilización occidental.

En contraposición, “El hambre agudiza el ingenio” apunta a lo contrario: en la urgencia y en la escasez surge la chispa de la invención. Si Grecia es un ejemplo de abundancia, en “El Lazarillo de Tormes” vemos cómo la necesidad obliga a desarrollar ingeniosas estrategias para sobrevivir.

Ambos refranes pueden conectarse con la distinción que Claude Lévi-Strauss hacía entre el “ingeniero” (arquitecto) y el “bricoleur”. El ingeniero cuenta con un plan definido y recursos suficientes, similar a la situación griega, mientras que el bricoleur transforma las limitaciones de su entorno inmediato en oportunidades creativas, como hace Lázaro.

Profundizando aún más, Friedrich Nietzsche plantea una dialéctica entre lo apolíneo y lo dionisíaco. Lo apolíneo representa el orden, la estabilidad, la forma clara y racional, características esenciales del ingeniero que dispone de estabilidad y abundancia. En cambio, lo dionisíaco encarna el caos, la pasión, la exuberancia creativa, vinculándose estrechamente con la capacidad del bricoleur para improvisar ante la escasez y la urgencia.

No obstante, esta dicotomía no siempre es estricta, y puede manifestarse simultáneamente en ciertos fenómenos culturales. Un ejemplo claro de abundancia creativa donde convergen lo apolíneo y lo dionisíaco es la explosión de la música pop inglesa durante la segunda mitad del siglo XX. Bandas como The Beatles, The Rolling Stones o Pink Floyd surgieron en un contexto socioeconómico relativamente estable, permitiendo una exploración profunda y una experimentación creativa audaz. La música pop británica de los años sesenta y setenta refleja perfectamente la armonía entre lo apolíneo (estructura musical clara, producción cuidada, melodías bien definidas) y lo dionisíaco (energía emocional intensa, experimentación, ruptura de límites formales). Este equilibrio produjo una explosión artística de gran riqueza que perdura hasta hoy como un legado cultural emblemático.

En definitiva, estos refranes castellanos y las categorías filosóficas de Nietzsche y Lévi-Strauss revelan una tensión creativa inherente a la condición humana, una dualidad donde abundancia y carencia, razón y pasión, estructura e improvisación interactúan para dar lugar a las expresiones culturales más profundas y memorables.